El medio ambiente.
Podemos considerar 3 divisiones del ambiente: el materno, físico y el social.
El ambiente materno se refiere a la etapa intrauterina y luz y lo subdividimos en: físico, químico, emocional y mixto. Este ambiente actúa sobre un niño que se encuentra en el proceso dinámico e intenta traducir la herencia de especie y de múltiples generaciones a cada una de sus células. El ambiente físico, podríamos ejemplificarlo con la cantidad de líquido amniótico que lo envuelve dentro de la matriz, la presión que ejerce sobre el feto, la temperatura de su ambiente vitelino y el tamaño de la pelvis materna. El ambiente químico es más extenso y podríamos ejemplificarlo con los estímulos que ejercen las hormonas maternas sobre el feto, los medicamentos que toma la madre y su efecto sobre el producto. En cuanto al aspecto emocional, se sabe que el estado psicológico de la madre influye en la salud del niño. La división de los ambientes es teórica, la mayoría de los elementos casi siempre actúan juntos.
El ambiente materno ideal es aquel que proporciona al niño los suficientes nutrientes y adecuada oxigenación, así como los elementos biológicos que requiere, dentro de un marco de seguridad y afecto.
Por ambiente físico, entendemos los objetos que rodean al niño desde que nace: casa, habitación, muebles, lecho y juguete, y cuando es mayor, el barro, colonia, escuela, ciudad, comunidad y país. El medio ambiente físico es importante por ser una de las fuentes más abundantes de estímulos que el niño tendrá durante todo su desarrollo. En la medida que el ambiente físico sea rico y estimulante, el desarrollo del niño se verá favorecido.
En ambientes faltos de estímulos, como hospicios y hospitales, no existen objetos para mirar ni manipular, esto produce mucha inquietud en los niños, a los que se debe proporcionar objetos de colores y móviles, así como abundantes estímulos auditivos (Held, 1966).
Un juguete demasiado conocido por el niño puede recuperar su atractivo y capacidad estimulante si se guarda por algún tiempo o se modifica el aspecto, el color, la textura o el tamaño.
En 1975, Yarrow estudió las características del medio físico que pueden estimular a lactantes de seis meses: variedad de juguetes que atraigan sus sentidos, juguetes de partes móviles que cambian su forma y contenido y, además, produzcan sonido e imágenes. El juguete debe ser complejo, es decir, tener mucha información de colores, patrones visuales y táctiles, variaciones en los contornos y en los tamaños.
El desarrollo psicomotor de un niño tiene gran relación con su nivel socioeconómico, ya que se vincula con la ocupación y escolaridad de los padres. Esto tiene que ver con ambientes de poca variedad y calidad de estímulos, además de malas condiciones de nutrición en las familias de escasos recursos económicos.
Además de ser un estímulo directo para el niño, el adulto cumple una función de mediador del ambiente físico, puesto que proporciona objetos para explorar y señala las diversas propiedades de éstos; al agitar una sonaja le muestra al niño su propiedad sonora. El adulto determina la cantidad de objetos asequibles al niño, su variedad, novedad, atractivo y facilidad de acceso.
La diversidad de personas que rodean al lactante propicia una gran variedad de estímulos sociales, así el padre aporta elementos diferentes a la madre, a otros hijos y familiares.
La ausencia del padre es causa de retraso psicomotor y es más frecuente en estos niños la delincuencia y los problemas de bajo rendimiento escolar (Sudia, 1973).
La nutrición del lactante influye en su crecimiento físico y cerebral, así como en la capacidad de atención y aprendizaje. La desnutrición ocasiona deficiencias en el crecimiento y en el funcionamiento psicológico, pero también la obesidad lleva al niño a problemas en sus relaciones interpersonales.
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