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ESTIMULACIÓN MÚLTIPLE POR NIVELES

Consideremos el desarrollo psicomotor como si un niño fuera escalando los peldaños de una escalera. Cada escalón sería una conducta o actividad seriada con la anterior y la siguiente, en una complejidad ascendente. El niño debe dominar todas las conductas o escalones para poder llegar a la parte más alta de una imaginaria pirámide, en cuya cima se localizaría la madurez de una función neurológica, como el dominio de la marcha, del lenguaje o el control de esfínteres.


El aprendizaje de los niños sigue pautas en su desarrollo, que le impulsan a tener catálogo de respuestas cada vez más complejas; por ejemplo: los niños aprenden a sostener la cabeza antes de sentarse, a sentarse antes de caminar a caminar antes de correr o subir escalones.


Existen cuatro áreas del desarrollo: motora gruesa, motora fina, personal-social y del lenguaje. Tienen su propia pirámide con sus escalones correspondientes, de tal manera que, lo primero que deberemos hacer es evaluar el nivel del niño y su desarrollo en cada área, independientemente de la edad cronológica, para saber qué tipo de estímulos son los más adecuados para llegar al escalón superior.


ESTIMULACIÓN DEL ÁREA MOTORA GRUESA

𝐍𝐢𝐯𝐞𝐥 𝐈: 𝐞𝐪𝐮𝐢𝐥𝐢𝐛𝐫𝐢𝐨 𝐝𝐞𝐥 𝐜𝐮𝐞𝐥𝐥𝐨

Normalmente, el equilibrio del cuello se debe realizar alrededor de los 3 meses de edad. Para que esto ocurra, el niño debe haber pasado por fases previas, como tener el reflejo de la deglución. Si un niño arroja baba con frecuencia, puede ser un dato que indica deficiencia de la deglución. En este caso, antes de trabajar el equilibrio del cuello, debemos entrenar el reflejo de la deglución.


Para estimular el equilibrio del cuello, se puede aplicar masaje suave a los músculos, después se moviliza el cuello hacia arriba, abajo y a los lados y, finalmente, se entrena su equilibrio de las siguientes maneras: sosteniendo al niño por el tronco y las manos que lo estimulan abajo de las axilas, se inclina el tronco del niño hacia adelante y atrás, así como a los lados. Al mantener suelta la cabeza, estimulamos el equilibrio y la propiocepción (como aparece en la foto). Para lograr en forma rápida el equilibrio del cuello, podemos utilizar un collarín de hule espuma.


𝐍𝐢𝐯𝐞𝐥 𝐈𝐈: 𝐞𝐪𝐮𝐢𝐥𝐢𝐛𝐫𝐢𝐨 𝐝𝐞𝐥 𝐭𝐫𝐨𝐧𝐜𝐨 Para que un niño se siente tiene que superar las etapas previas, como son: reflejo de la deglución equilibrio del cuello. Los niños logran el equilibrio de tronco aproximadamente a los seis meses.

Debemos dar masaje suave en la espalda del bebé, para estimular el equilibrio del tronco e incitar las señales que van de los músculos de la espalda al cerebro, que le indican el esfuerzo requerido para sentarse. También podemos estimular esta etapa con los siguientes ejercicios: acostar al bebé boca arriba, tomas sus manos, levantarlo a la posición de sentado para después regresar a la posición inicial; este ejercicio se repite posteriormente, pero tomando al niño solo de una mano, para que apoye su otra mano sobre la cama. El último ejercicio consiste en sostenerlo del tronco, impulsándolo hacia derecha e izquierda. Es útil usar una faja ortopédica para entrenar el equilibrio del tronco.


𝐍𝐢𝐯𝐞𝐥 𝐈𝐈𝐈: 𝐞𝐥 𝐠𝐚𝐭𝐞𝐨 Antes de gatear, el niño debe haber superado las etapas de girar boca abajo y boca arriba sin ayuda, además de arrastrarse. Los niños suelen gatear hacia los nueve meses, aunque por motivos sociales y de higiene se tiende a eliminar esta fase, no es lo correcto. El gateo es recomendable, ya que sirve para entrenar la alternancia que ayudará al niño a caminar mejor.

Podemos entrenar el gateo poniendo al niño en posición de gateo o en cuatro puntos, sosteniéndolo con una toalla o sábana a nivel del tronco y simulando los movimientos de gateo, al avanzar primero con una mano, después la pierna del lado contrario y así, sucesivamente.


Nunca se insistirá lo suficiente en la importancia que tienen las etapas de arrastre gateo, ya que durante éstas, los dos hemisferios cerebrales aprenden a trabajar juntos. Los niños que no se arrastran o gatean lo suficiente antes de caminar, tienen deficiente coordinación, caminan desgarbados, cursan con problemas del lenguaje y con fracasos escolares por dificultades para la lectura.


𝐍𝐢𝐯𝐞𝐥 𝐈𝐕: 𝐞𝐪𝐮𝐢𝐥𝐢𝐛𝐫𝐢𝐨 𝐝𝐞 𝐩𝐢𝐞𝐬 El niño suele pararse hacia los doce meses. Para que un niño se ponga de pie, requiere tener suficiente fuerza en los músculos de las piernas, de tal manera que deberemos impartirle ejercicios para fortalecer los músculos que vencen la gravedad: glúteos, cuadríceps tibial anterior. También es útil estimular las neuronas de los nervios de las piernas por medio de masajes, percusión con un dedo, cepillado y movilización de las articulaciones, en caderas, rodillas tobillos.


El entrenamiento del equilibrio en pies finalmente, se lleva a cabo poniendo de pie al niño fijando con cartones la parte trasera de sus rodillas, para evitar que se le doblen las piernas. Se puede iniciar con cinco minutos al día, aumentando progresivamente el tiempo.


𝐍𝐢𝐯𝐞𝐥 𝐕: 𝐥𝐚 𝐦𝐚𝐫𝐜𝐡𝐚

Para entrenar la marcha, el niño ya debe saber arrastrarse, gatear y sentarse; además, requiere tener suficiente fuerza en los músculos de las piernas y buen equilibrio. La marcha se estimula ayudando al niño a caminar, primero sostenido por ambos brazos y, posteriormente, por uno solo. Finalmente, se le estimula para que dé sus primeros pasos.


(Texto extraído del libro: 𝑬𝒔𝒕𝒊𝒎𝒖𝒍𝒂𝒄𝒊𝒐́𝒏 𝒅𝒆𝒍 𝒅𝒆𝒔𝒂𝒓𝒓𝒐𝒍𝒍𝒐 𝒄𝒆𝒓𝒆𝒃𝒓𝒂𝒍, del Dr. Álvaro Arteaga Ríos y la Dra. Linda Guerrero Walker)


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