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Lesiones Cerebrales en bebés | Rehabilitación en Hermosillo.

En un pasado, no muy remoto, los pacientes con lesiones cerebrales llegaban en forma tardía con contracturas, deformaciones y grados de discapacidad elevados, afortunadamente esto ha ido cambiando con el tiempo y cada vez diagnosticamos más tempranamente a los niños y las secuelas son menos frecuentes, al establecerse tratamientos en forma oportuna pero, aún no podemos cantar victoria, debemos trabajar para diagnosticar e intervenir en los lactantes con lesiones cerebrales, lo más pronto posible. Lo anterior evitaría las secuelas invalidantes, mejorando el desarrollo y la calidad de vida a estos niños.


Lesiones Cerebrales en bebés Rehabilitación en Hermosillo. Algunos puntos importantes en la detección temprana en los lactantes menores de un año son:

  1. Tomar en cuenta los factores de riesgo, para seleccionar a los niños a los que deberán examinar los médicos especialistas.

  2. Utilizar los Reflejos Primitivos, para detectar las lesiones cerebrales en forma temprana, ya que sabemos que durante el desarrollo cerebral aparecen y desaparecen en determinado tiempo éstos reflejos, la no aparición, aparición tardía o su persistencia fuera de los tiempos normales, nos prende un foco rojo sobre estos niños, para presumir el riesgo de una lesión cerebral.

  3. Considerar la evolución normal del tono muscular, en los primeros meses de vida y su evaluación clínica con sencillos elementos de exploración; así, una desviación del tono muscular; hiper o hipotono, es señal del establecimiento de una alteración neurológica.

  4. Vigilar el desarrollo psicomotor, durante el primer año de vida.

  5. Además, se debe estar atento a la postura, el llanto y el sueño del lactante.

  6. Medición del perímetro cefálico.


I FACTORES DE RIESGO

Antes del embarazo:

  • Intervalo de menos de 2 años desde el último parto.

  • Edad menor a 18 años o mayor a 38 años.

  • Haber tenido 4 hijos o más.

  • Haber tenido un hijo prematuro o con peso al nacer inferior a 2 kilogramos.

  • Haber tenido un parto por vía cesárea.

  • Antecedente de cirugía en el útero.

  • Haber tenido al menos un aborto o haber dado a luz un niño muerto.

  • Pesar menos de 38 Kg o tener más de 30 kilogramos de sobrepeso.

  • Presentar bocio materno o enfermedades de la tiroides.

  • Esterilidad bajo tratamiento de al menos 2 años.

  • Antecedentes de haber tenido al menos un hijo con defectos genéticos.

  • Haber tenido incompetencia del cuello uterino para retener al bebé.


Durante el embarazo:

  • Embarazo ectópico.

  • Hiperemesis gravídica.

  • Amenaza de parto prematuro.

  • Malformaciones fetales congénitas como Síndrome de Down o hidrocefalia fetal.

  • Infecciones maternas, urinarias, pulmonares o vaginales.

  • Contacto con tóxicos, radiaciones o medicamentos.

  • Problemas placentarios como desprendimiento prematuro de placenta o insuficiencia placentaria.

  • Embarazos múltiples.

  • Consumo materno de alcohol, tabaco o drogas.

  • Crecimiento intrauterino retardado, donde la madre tuvo problemas para aumentar de peso.

  • Anemia o desnutrición materna.

  • Escasa movilidad del feto.

  • Embarazo postérmino, con más de 42 semanas de gestación.

  • Pérdidas vaginales de sangre u otros líquidos durante el embarazo.

  • Fiebre alta durante la gestación.

  • Oligohidramios o polihidramnios.

  • Ruptura prematura de membranas.

  • Enfermedades graves de la mujer gestante como cardiopatías, neumopatías, epilepsia, enfermedades renales,

  • Edema excesivo, preeclampsia o eclampsia.

  • Isoinmunización materno-fetal.


Durante el Parto:

  • Parto Distócico, uso de cesárea, fórceps o maniobras obstétricas bruscas.

  • Trabajo de parto prolongado de más de 12 horas.

  • Hemorragia materna abundante durante el parto.

  • Parto fortuito, sin atención médica o de parteras certificadas.

  • Atención del parto por personas no capacitadas.


Después del Parto:

  • Niño prematuro de menos de 37 semanas de gestación.

  • Si el niño necesitó tratamiento en la Unidad de Cuidados Intensivos.

  • Si el niño requirió incubadora.

  • Infección Neonatal.

  • Recién nacido con meningitis o encefalitis.

  • Niño con cardiopatía.

  • Anemia neonatal.

  • Dismorfia facial.

  • Déficit neurológico como deficiente regulación de la temperatura, falta de respiración espontánea o niño hoporreactivo.

  • Encefalopatía metabólica.

  • Traumatismo craneoencefálico.

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